Después de pasar tres exhaustivos controles de seguridad, y de reconocer nuestras mochilas antes de subirlas al avión, volamos hacia Delhi. Con el vuelo ganamos tres días que aprovechamos para estar en la ciudad más ordenada de la India: Chandigarh.
El sueño de Le Corbusier de crear una India ordenada, verde y donde los ciudadanos vivieran felices... se quedó en eso... un sueño... con una ciudad dividida en sectores, con amplias zonas residenciales y bastante aburrida... Se salva algún buen restaurante y su sector 17 con un montón de tiendas donde perderse...
La última escala volvió a ser Delhi. Con un calor sofocante, lluvia, tráfico y té a las cinco en el Hotel Imperial.... hasta prontooooo....
1 comentario:
Curioso lo de querer un trocito de India ordenada, no creas aquí tampoco se consigue eso del orden en la ciudad. Aquí lluvia ni una gota pero lo que es calor...llevamos ya dos olas de calor, a ver si cuando vuelvas vuelve el fresquito..jj.
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