EN RUTA...

Muy poco a poco voy consiguiendo mi objetivo de llegar al Finisterre del subcontinente indio. El objetivo era hacerlo de una tirada desde Mamarapullam, pero la realidad ha sido otra. Como tengo tiempo, pense que podia hacer una parada en Madurai, y ese era mi reto de ayer, pero despues de siete horas de camino, cambiar cuatro veces de autobus, y ya de noche, decidi parar en Tanjore. Los espanyoles que conoci en Mamarapullam me dijeron que no valia la pena, y una manyana me fue suficiente para ver el Gran Templo Brihadishwara, el Palacio Real y el museo de la Biblioteca Saraswati Mahal, que fue lo que mas me intereso por la rara coleccion de dibujos en miniatura de metodos de tortura china y escritos en hoja de palma.
















Despues del paseito matutino, me sorprendi al descubrir que no hacia falta llegar hasta Madurai para llegar a Rameswaram. En la estacion de autobuses de Tanjore me ofrecieron una ruta alternativa escribiendome en un papelito las estaciones donde debia bajar y tomar otro bus, y llegue sin ningun problema. He notado que por aqui la gente es mas amable, y esta mas dispuesta a ayudar a cambio de nada, de hecho en el ultimo autobus, el cobrador me hizo sentarme en su asiento, al lado del conductor, para que pudiera hacer fotos al puente Indira Gandhi, de algo mas de dos kilometros, que une el continente con la isla donde esta Rameswaram. Una vez pasado el puente el paisaje es verde, con arrozales, y tierras inundadas, la arena invade la carretera y un fuerte olor a salitre se cuela por la ventana del autobus... hacia tiempo que no percibia un aroma tan familiar.


Al llegar al pueblo las cosas cambian. Rameswaram es el mayor centro de peregrinacion en el sur de la India, y miles de personas llegan diariamente al impresionante Templo de Ramanathaswamy. Esta afluencia de gente hace que la ciudad sea imposible de transitar, continuos empujones, avalanchas, suciedad, kilos de basura por todas partes, escuadrones de moscas que tapan el sol, tullidos, ... la mierda acampa por las calles acogiendo a las avalanchas de peregrinos que desfilan al amanecer y al altardecer. La playa, sin arena despues del ultimo terremoto, sirve para el banyo de purificacion matutino, y restos de ropas de todos los colores se mezclan con el barro del suelo.
Pero a pesar de esto, es un rincon que tiene su encanto. Tan solo a unos kilometros al sur hay una salvaje playa de arena blanca, y solo andando se llega al puente de Adam, desde el que se atisba Sri Lanka.