KOCHI

Por fin sali de Varkala, y la encantadora Annette, la alemana que lleva el Hotel Saraswati (que recomiendo muy mucho) me ha cuidado hasta el ultimo momento. Me llevo en moto hasta la estacion, y despues de hacerme beber un nutritivo zumo de mango y sandia y darme una botella de agua, se aseguro de que no tendria que esperar mucho tiempo a mi tren.
Y asi fue, no tuve que esperar para cogerlo; pero lo que iba a ser un trayecto de maximo cuatro horas, se convirtio en un infierno de cinco y media!!! Estuvimos parados en la nada mas de una hora, y por supuesto nadie se puso nervioso, ni grito, ni pidio explicaciones... todos nos resignamos sin mas..... Increible!!!
Con el retraso del tren, llegue de noche a Kochi, pero a la salida de la estacion, despues de pasar los avispados "caza turistas despistados-sonrio pero te la clavo" ofrecen servicio de tuk-tuk prepago, con lo que pague un precio mas que razonable por llevarme a la zona donde me queria alojar.

Y aqui estoy.... en la historica y eclectica Kochi. Por la isla de Kochi han pasado a lo largo de los anyos portugueses, holandeses y britanicos, dejando su cultura por todos los rincones de esta relajada isla. Mezquitas, sinagogas, templos jainistas, iglesias cristianas, ortodoxas, templos hinduistas... mezclados con majestuosas casas coloniales, cementerios, su bullicioso barrio judio, su paseo maritimo, sus redes de pesca chinas, la subasta del pescado.... Es imposible explicar todo lo que es Kochi. Pasear por sus calles es ir descubriendo sus tesoros, un tanto descuidados y envejecidos por los anyos, pero no menos asombrosos.
Kochi es exhibicionista y descarada. Te va descubriendo a paso lento los olores de sus especias, el tacto de sus telas, el gusto de sus pescados, el sonido de los comerciantes y la vista de su mar.
Ayer por la manyana muy temprano me levante para ver como pescaban con las famosas redes de pesca chinas. Todos los pescadores me invitaban a acercarme y observar como sacaban unos cuantos pescados con un esfuerzo desproporcionado. Son gente encantadora, abierta, curiosa y parlanchina. Hemos estado charlando un buen rato, ellos quejandose de que cada vez hay menos pesca porque el mar esta muy sucio, y yo contandoles como es mi vida lejos de aqui... Al final, y como estaba tan a gustito y no queria marcharme, les he invitado a un chai y nos hemos hecho unas cuantas fotos de recuerdo que les mandare a los mails que me dieron.
Por la noche, el pescado se exhibe en pequenyos puestecitos y puedes elegir lo que quieras que en los restaurantes de los alrededores te lo preparan.... Del mar a la mesa!!!
(creo que se me nota que me encanta este lugar)