ATACADA POR UN MONO Y RAPTADA POR UNA INDIA...

El trayecto de Hampi a Badami, a pesar de los baches de la carretera es un placer para los sentidos, (creo que estoy mas perceptiva desde que me estoy leyendo el libro Una historia natural de los sentidos de Diane Ackerman, muy recomendable). Si el trayecto de Goa a Hampi, fue cruzando una espesa jungla; este ha sido un paseo por la India mas rural, inmensas plantaciones de maiz, girasoles, rebanyos de cabras invadiendo la carretera, bueyes arando la tierra y rostros de sorpresa cuando veian una piel tan clara. Porque este es un lugar muy visitado por los nacionales indios, pero no esta en las rutas turisticas occidentales. Esto tiene la ventaja de que puedes ir libremente por la calle sin que nadie te quiera vender ni ofrecer nada, la mayor parte de la poblacion no sabe ingles, y tan solo los ninyos se atreven a acercarse y pedirte unas rupias o una golosina, ellos si que aprenden pronto!

La calle principal de Badami es caotica, sucia, de tierra, sin asfaltar y durante todo el dia no se deja ni un segundo de escuchar el claxon de cualquier vehiculo de ruedas. Por ella transitan sin cesar coches, autobuses, motos, tuk-tuk, bicicletas, personas, cuervos, vacas, cerdos, perros, gatos, cabras, bueyes, tractores... A esto hay que sumar las numerosas mezquitas que hay, y que esta manyana a las cinco y media han llamado al rezo. Pero conforme te alejas de la "unica" calle principal llegas al zoco, donde puedes perderte por callejuelas encantadoras y tranquilas, con casas pintadas de colores, y que te trasladan a otra realidad.

El patrimonio cultural de toda esta zona de la India es acojonante; numerosos templos de los siglos I al VII aparecen alla por donde fijes la mirada, y les es imposible llegar a restaurarlos todos. La gran atraccion de Badami son sus templos excavados en cuevas; y ha sido precisamente visitando la cueva numero 2 cuando un mono se lanzo sobre mi, tirandome al suelo durante el forcegeo, para robarme mi mochila. Me habian advertido del peligro, pero yo no llevaba nada de comer, asi que estaba tranquila... no se que querria el mono de mi mochila.

Pasado el susto, y callejeando por el zoco, me meti literalmente en el mercado; y las mujeres se volvieron locas. Senti miedo porque me cogian, me tocaban la piel, me obligan a hacerles fotos, al final dejando la sonrisa consegui salir de aquel laberinto con regalos incluidos: dos platanos y un tomate. Ya tengo desayuno para manyana.

Ahora estoy haciendo tiempo porque en media horita sale mi bus para Bangalore.